Este supuesto está protagonizado
por Adrián, un alumno que por circunstancias familiares se incorpora a un
centro escolar nuevo para cursar sexto de primaria. Se trata de un niño
introvertido y con escasas habilidades sociales, que se convierte en víctima de
acoso escolar por parte de un grupo de alumnos de su clase. La familia se
dirige a la tutora, en primera instancia, y al jefe de estudios, en segunda,
para exponer su preocupación por la situación que su hijo está sufriendo, pero
no reciben una respuesta adecuada, y la situación va a peor.
¿Estos hechos pueden considerarse como acoso?
Los hechos descritos en este supuesto pueden
claramente ser considerados como acoso, ya que reúnen los requisitos para que
dicha situación se produzca: Se trata de violencia entre iguales, en este caso,
niños, que se produce dentro del
contexto educativo. Se produce con una elevada frecuencia, existe
intencionalidad en el acto y hay un desequilibrio de poder entre las partes
implicadas (varios alumnos contra uno, que es introvertido y tiene pocas
habilidades sociales. Además, la víctima presenta emociones negativas, frente a
los acosadores, que presentan emociones positivas).
¿Qué documentos o planes del centro deben contemplar y
tener previstas este tipo de conductas?
Este tipo de
conductas deben ser contempladas en documentos tales como el Proyecto Educativo
de Centro, el Plan de Convivencia y el Plan de Acción tutorial.
¿Qué te parecen las reacciones del jefe de estudios y
de la tutora?
Tanto el
jefe de estudios como la tutora dan la espalda a la situación de acoso escolar
que se está produciendo, haciendo caso omiso a la preocupación del alumno y de
su familia, que se dirige explícitamente a ellos en busca de ayuda. Con esta
conducta, lejos de ayudar, están haciendo más grave el problema, quitando la razón
a la víctima, y de este modo, “legitimando” la actuación de los agresores.
La actuación
correcta habría sido iniciar el protocolo de actuación contra el acoso escolar,
como instrumento para proteger a la víctima.
¿Qué medidas educativas y/o disciplinarias podrían
activarse ante estos hechos?
El primer
paso debería haber sido poner en marcha el protocolo de actuación contra el
acoso escolar, para así poder esclarecer los hechos y determinar si se trata o
no de un caso de acoso.
Además,
sería conveniente trabajar con el grupo de alumnos la identificación y
expresión de las emociones, haciendo patente la importancia de la empatía.
Convendría también aplicar dinámicas de grupo, que faciliten un clima en el que
los alumnos puedan expresar sus sentimientos con libertad, sintiéndose aceptados
e integrados en su grupo.
¿Qué opinas sobre los comportamientos de los alumnos?
Se pueden distinguir claramente dos subgrupos de
alumnos:
Aquellos que por diversos motivos (popularidad, temor,
afinidad, etc.) están de parte del acosador, y apoyan y legitiman sus actos, y aquellos
que no toman parte en el acoso y tímidamente apoyan a la víctima. Este segundo
grupo no tiene la suficiente fuerza, quizá por miedo a enfrentarse a los
acosadores y convertirse también en víctimas, como para suponer un apoyo real y
sensible para la víctima, que le permita aumentar su autoestima y darle valor para
enfrentar la situación.
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